Alumnos/as con altas capacidades: educación emocional

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La educación emocional tiene que abarcar todas las situaciones y contextos del aula y de la vida de los alumnos y alumnas, pero en determinadas ocasiones, la necesidad de aplicar nuestros conocimientos en este ámbito se hace más imprescindible. Aunque las familias y los mismos alumnos con altas capacidades tendrían que considerarse afortunados, también se ven obligados a enfrentarse a una serie de problemáticas derivadas de esta circunstancia. La educación emocional nos puede ayudar.

¿Cómo se sienten los alumnos y alumnas con altas capacidades?

Estudios y expertos coinciden en el hecho de que los niños y niñas con altas capacidades tienen las mismas necesidades que otros niños. Su desarrollo es idéntico, aunque algunas etapas se hayan avanzado. Parece, pero, que tanto las necesidades como las problemáticas suelen manifestarse más a menudo en los niños dotados.

A veces, estos niños/as son capaces de comprender conceptos abstractos, pero no pueden hacerles frente emocionalmente. Esto da lugar a preocupaciones demasiado intensas sobre temas como la muerte o el futuro. También se detectan actitudes perfeccionistas que les incapacitan para realizar tareas que hayan podido imaginar intelectualmente o tienen conversaciones adultas, combinadas, en contraste, con actitudes puramente infantiles.

En general, los niños/as con altas capacidades pueden sentir un miedo intenso al fracaso (hasta el punto de no llevar a cabo ciertas tareas por temor a no hacerlas bien), timidez, rechazo frontal de las críticas, ira o sensibilidad extrema para hechos dramáticos que suceden en el mundo.

Algunas pautas de intervención 

En primer lugar, y desde nuestra posición, hay que ayudar a los niños/as -a todos, en general y a los alumnos/as diagnosticados con altas capacidades, en particular- a hacer frente a las emociones intensas. Por eso, hay que ejercitar y fomentar diariamente las conversaciones sobre nuestras emociones y sensaciones, así como dar la mano a todos los alumnos para resolver cualquier conflicto o necesidad.

En las etapas de infantil, los especialistas proponen actividades para fomentar la creatividad en espacios libres, mientras que en primaria se pueden dedicar algunas horas lectivas a profundizar sobre ciertos conocimientos. En las etapas de secundaria se deja espacio para la investigación y la elaboración de nuevos contenidos, tareas que puedan resultar útiles para animar a los alumnos, hacerlos sentir libres y capaces de explorar nuevos ámbitos.

Y tú, ¿cómo trabajas con los alumnos y alumnas con altas capacidades?

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